«Es el precio que pagas por la vida que eliges.»

– Michael Corleone¹

En mi campo, otrora un remanso de paz, parece que le hicieron 22 tiros a quemarropa a un joven de mi generación. La violencia se ha vuelto cosa común, están acostumbrados.

En los últimos 10 años la comunidad de Monte de la Jagua ha tenido mas muertes que los 100 años precedentes.

Veo la indignación en mis contactos, la tristeza que tienen ante la muerte de un amigo, un compañero, salvajemente asesinado.

La muerte violenta de un ser humano siempre es lamentable. Siempre hay familia pendiente, hijos, vecinos, amigos, siempre hay quienes lo extrañarán.

Y me entristece mucho que esto suceda, porque es la misma gente que se crió conmigo, mis vecinos, mis compañeros de escuela, que ven impotente como sucede esto, con «uno de los nuestros». Supongo que reaccionarían igual si yo aún viviera allá y me pasara algo, aunque probablemente no.

Pero mucho mas me apena que no haya visto tanta indignación ni tristeza cuando hace 8 meses, el hoy occiso, mató de 3 tiros a un teniente de la policía allá mismo, en la misma comunidad, y no los vi indignados.

Tampoco se indignaron cuando salió de la cárcel «por un error del sistema». Tenía una orden de coerción pendiente por un incidente en La Vega, pero estaba libre, pasó lo del teniente, lo arrestaron y lo soltaron al cumplirse la coerción del incidente de La Vega, aunque aun tenía pendiente la coerción por el asesinato del teniente.

No entiendo a la gente. Cuando alguien elige un estilo de vida determinado se atiene a las consecuencias. Si usted le dispara a alguien sabe que habrá consecuencias. Si ese alguien muere, sabes que habrá consecuencias serias. Si esa persona resulta ser un policía, sabes que no hay vuelta atrás.

Cuando vi la noticia de que había salido de la cárcel por un tecnicismo le dije a mi madre «tiene los días contados». Total, ese no era su primer rodeo, ni el segundo, ya había sido deportado por delitos en Estados Unidos.

Entre ayer y hoy no entiendo la indignación. Siempre he escuchado eso de que «cosechas lo que siembras». Supongo que si me pasa algo a mí, muchos escribirán estados como este en Facebook, diciendo eso mismo «cosechas lo que siembras».

¹ La cita del principio proviene de la película El Padrino III (The Godfather part III) en el momento en que Michael Corleone reprende a su sobrino Vincent al entregarle el mando de «la familia».  Michael Corleone pretendía que su sobrino entendiera las consecuencias de lo que estaba a punto de hacer. A continuación la misma película nos muestra el precio que el mismo Don Corleone tuvo que pagar: su hija muriendo en sus brazos.