En unos minutos el presidente Leonel Fernández se dirigirá a la nación para referirse a la crisis que actualmente sacude el pais, una crisis económica, fiscal y social que según mi particular manera de ver va empeorando cada día, más que nada debido al pobre desempeño en relaciones públicas que tiene el nuevo gobierno, y la arrogancia que siempre ha caracterizado al partido de gobierno.
He mantenido silencio, he callado, ante el sube y baja al que nos encaramó Danilo Medina el 16 de agosto. Pensé que merecía los 100 días de paz tradicionales, y ha sido muy difícil mantenerlo, pero aun estamos en pie.
Espero que el discurso de Leonel sea realista y calme las aguas. Que se sincerice con el pais y explique en términos llanos lo que quiere explicar. Que explique adecuadamente el porqué del déficit fiscal, del problema eléctrico, de la reforma fiscal y todo lo que estamos esperando que nos explique, incluyendo las ejecuciones extra judiciales a las que nos acostumbró la policía y que ahora están de moda.
Pero estoy predispuesto. Lo admito: tengo prejuicos.
Si Leonel vuelve con su cantaleta de que la culpa es de Hipólito, o se pone a conceptualizar desde un helicóptero… bueno, vamos a darle el beneficio de la duda.
No apagaré la TV. Tengo que verlo para poder opinar correctamente.