La vida no se trata de lo que mereces, sino de lo que eres capaz de obtener, lo cual depende de ti.
Todos creemos merecer más de lo que obtenemos, y eso no está mal, pues la ambición nos empuja a luchar por lo que queremos.
Pero si usted cree merecer algo y que eso debe caerle del cielo, déjeme decirle que le tocarán muchas decepciones.
A diario vemos como otras personas «menos preparadas» obtienen mejores empleos con mejores sueldos, compran mejores ropas, mejores vehículos, viajen a lugares mas fantásticos y por mas tiempo. Otros se casan con mujeres bellísimas, o ellas se casan con atletas, incluso alguna chapiadora logra encantar a Berlusconi (y cree que lo merece). En fin: gente que merece menos que nosotros viven una mejor vida.
Otros muchos, de hecho millones, andan buscando una visa y no la consiguen ni de paseo, y las tienen bien merecidas, pero a cualquier loco le dan una visa o residencia que luego desperdicia.
Por otro lado que hay parejas que gastan fortunas tratando de quedar embarazados y tener un hijo, sin lograrlo. Y esto a pesar de ser buenas personas, con buenas intenciones, preparadas, capacitadas, etc. y con fuertes ganas de formar una familia, mientras que otras quedan embarazadas y abortan, o paren 10 hijos sin poder mantenerlo, o hasta incluso abandonan a sus hijos.
¡No carajo! Dejemos el discursito de «yo merezco esto» y ponerse a llorar ante lo que otros obtienen. Usted no merece nada. No hay nada que indique que usted sea mejor que otro y por lo tanto debe obtener lo que otro logró.
Si usted quiere algo deberá buscarlo, fajarse y hacer lo que hay que hacer para conseguirlo. Como usted hay otros miles persiguiendo lo mismo, algunos mejor preparados, otros no tanto; algunos mas dignos, otros menos dignos; unos que han sufrido mas, otros que han sufrido menos. Y cada uno traza su propio camino, consechando lo que siembra.
Estudiar una carrera no es garantía de que obtendrá un buen trabajo, a menos que usted lo busque, no solo en el lugar adecuado y el momento adecuado sino también que lo haga de manera convincente ante otros, quienes decidirán (según criterios de ellos) si usted es acreedor de ese empleo que usted creer merecer. Dependerá de su preparación, sus ambiciones (y como las maneje), la forma en que usted se interrelaciona, su actitud, su humildad, su prepotencia, su arrogancia, su bondad, y otros millones de factores.
Pero no crea que las cosas le caerán del cielo por el solo hecho de que usted haga lo que usted cree que debió hacer, aunque eso no coincida con lo que creen otros de usted, de su trabajo o de su preparación.
Y dejemos de tragarnos los cuentos de los libros de autoayuda, que ni tú ni yo somos tan especiales como nos tratan de hacer creer. Somos otros mas entre millones de personas con cualidades mucho mejores que las nuestras.
Yo merezco ser embajador en Dubai, y tener mis 4 esposas, que de paso merezco que sean Scarlet Johanson, Jennifer Lawrence, Rachel McAdams, Halley Berry y Lucy Liu; también merezco el Lamborghini Aventador de Cristian Casablanca… El problema es que yo puedo creer que merezco todo eso, pero a nadie le importa.
No, la vida (la suya o la mía) no tiene que girar en torno a lo que otro obtiene o como lo obtiene.